Nadie habla de las madres trabajadoras que yo conozco

Durante mi reciente embarazo en más de una ocasión me vi inmersa en conversaciones sobre madres trabajadoras. Comprobé, con bastante decepción, que tanto ellas como ellos hacían referencia en muchas ocasiones a "aquellas madres trabajadoras que se aprovechan de su situación y dan mala fama a las demás". 

 

Deduje que hablaban de madres que se desentienden de su trabajo, sobrecargando a sus compañeros, y están protegídisimas. Por lo visto son el estereotipo de madre trabajadora para muchas personas. 

 

Es curioso, en mis más de diez años de vida laboral, he tenido la enorme suerte de no encontrarme con alguna así. Sí me he encontrado con jetas de todo tipo: solteros, solteras, padres, madres...

En lo que a madres se refiere, yo conozco otro colectivo del que nadie habla. Cuando lo mencionaba, todos afirmaban conocer a alguna así y que son una realidad común. Pero, por algún motivo, es un colectivo de madres trabajadoras que no representa al resto ni del que se habla.

Yo conozco a madres trabajadoras que deciden reducir su jornada y, por tanto, su salario, para poder cumplir rigurosamente con 40 horas laborales en la oficina. No para hacer solo las 30 horas (por ejemplo) por las que las pagan, sino para hacer "solo" una jornada completa sin que nadie las mire mal y sin sentirse culpables. Madres que tal vez salen a su hora pero trabajan todos los días desde casa por la noche. Madres trabajadoras que suelen decir que, al reducir su jornada y salario, no vieron reducidas sus responsabilidades. 

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No sé por qué nadie habla de ellas. Y nadie lo hará. Seguirán siendo invisibles como estereotipo de madre trabajadora, seguirá habiendo otros que llamen más la atención. Algunos positivos, otros negativos. Pero ellas seguirán siendo invisibles.

 

Elsa, Ana, Carmen, Montse, es poco reconocimiento, pero al menos para mí no sois invisibles.

 

Las conversaciones que menciono al inicio y este artículo se centran en la figura de la madre y no del padre porque en España la conciliación sigue pesando en gran medida sobre sus hombros. Mientras esto no cambie no habrá igualdad.

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