Cuando comencé a trabajar en el sector industrial no era realmente consciente de los retos de diversidad de género. Venía de un sector en el que la diversidad se enfocaba en minorías de la sociedad infrarrepresentadas. Por este motivo, cuando en un listado de RRHH, de esos que tanto nos gusta a nuestros profesionales, encontré mi nombre y al lado la letra D entre paréntesis, no entendí qué quería decir. "¿Default? ¿Disfuncional?????", pregunté a mi manager. No, la D indicaba que yo era el punto de Diversidad en la lista. ¿Sería porque era la única noruega en Madrid? No entendía entonces cómo el hecho de ser mujer, la mitad de la población de este mundo, me hacía diversa.
Desde entonces, hace ya casi una década, he comprendido mejor los retos a los que se enfrenta el sector industrial para atraer a más mujeres. Ampliemos el debate al sector STEM para no limitar la conversación. A pesar de todas las dificultades que hay en el camino, y las conozco bien, yo sigo creyendo firmemente que alcanzar el 50/50 es posible. No hablo de 70/30 o de 60/40, hablo de 50/50.
La semana pasada compartí un desayuno organizado por Equipos y Talento con grandes profesionales de RRHH que se encontraban, en su mayoría, con el mismo reto de aumentar las plantillas femeninas. Todos conocemos las dificultades y las soluciones típicas (formaciones en sesgos, programas de sponsoring, networking...), y todos sabemos que estas no nos permiten avanzar lo suficiente.
El debate se centró entonces es un tema que a mí me apasiona y que considero clave para lograr la igualdad.
El mundo que existe por debajo de la
escala departamental, el de los «quienes» o individuos, comparte
muchas de las características y propiedades del mundo
cuántico.
Lee la introducción haciendo clic aquí.
La mayor dificultad que nos encontramos en estos sectores es que al abrir una vacante tenemos pocas candidatas femeninas. Es curioso, porque si nos vamos al INE descubrimos que por ejemplo casi la mitad de los estudiantes de ingenieras con especialidad en química o industriales son mujeres. Por lo tanto, desde que terminan la carrera hasta que ganan años de experiencia algo pasa en el camino.
La realidad es que a las mujeres ingenieras, a lo largo de su carrera profesional, se les ofrece menos oportunidades de ir a terreno (por ejemplo, trabajar en plantas de producción, visitar clientes industriales). Como resultado natural, cuando buscamos a personas con esta experiencia nos encontramos con que hay muy pocas mujeres. Esta es la explicación, casi la excusa si conocemos, pero no podemos seguir permitiendo que haya esa brecha tan grande entre las que estudian la carrera y las que pueden optar a puestos de mayor responsabilidad por no haber tenido esas oportunidades de aprendizaje.
Si no existe el talento que buscamos, asumamos la responsabilidad de crear nosotros ese talento.
A las empresas de los sectores STEM solo nos queda tener una convicción para cambiar la situación: si no existe el talento femenino que buscamos ahí fuera, tenemos que crearlo nosotros. Si a una vacante optan pocas mujeres, seamos parte de la solución y no del problema. Demos las mismas oportunidades a mujeres recién licenciadas, a las que ya están en nuestras empresas, a candidatas que llegarán a crecer a cubrir esos puestos de responsabilidad.
A estas alturas no hace falta explicar los motivos para buscar la igualdad en las empresas - es justo, nos lo pide la regulación, perdemos talento... Hay miles, pero centrémonos en uno. Muchas mujeres, cuando compramos a nivel personal y profesional, buscamos que la empresa que nos vende sus productos y servicios sea igualitaria. Cuando vamos a una conferencia, queremos que haya ponentes femeninos con el mismo nivel de responsabilidad que los ponentes masculinos con los que comparten panel. Y de hecho empezamos a no contentarnos solo con una única mujer en la sala.
Diversidad en Management Cuántico
En la superficie podemos ser muy distintos; en el fondo somos muy iguales. Los bosones, positrones, electrones, protones… comparten nombres raros y también que todos son partículas subatómicas de diferente estructura, con comportamientos y principios reguladores tan similares como sorprendentes y paradójicos.
Las personas somos cada una diferente, pero es mucho más lo que los une que lo que nos diferencia.
Management Cuántico - introducción
Dejaremos que un artículo de Carla Hermann publicado en la revista digital La Tercera en julio de 2019 lleve el trabajo principal de esta introducción: «La Mecánica Cuántica tiene una naturaleza determinista (evolución) y probabilista (medición), y esto es complejo de entender. Tanto es así que grandes científicos de la historia, incluido el mismo Einstein, quien irónicamente fue uno de los padres de esta, se oponían a sus extravagantes consecuencias. Famosa es su frase: «Dios no juega a los dados». Entre muchas otras rarezas, la Mecánica Cuántica también postula que hay un límite en la precisión con la que podemos caracterizar ciertos parámetros (observar la realidad). Esto se conoce como el principio de incertidumbre y básicamente se resume en decir que no podemos tener una certeza absoluta de casi nada. Irónico ¿no?
Ahora bien, por muy contraintuitiva que sea la Mecánica Cuántica, su formulación abrió caminos para múltiples avances tecnológicos como son los transistores, con los que comenzó la revolución digital. Nos ha permitido mejorar la precisión de nuestros relojes haciendo posibles los sistemas de geolocalización (GPS), y es parte del fundamento de la operación de los láseres. Hoy estamos en medio de una segunda revolución cuántica que tiene como objetivo el poder controlar a voluntad las propiedades cuánticas de los sistemas para mejorar a niveles inimaginables las tecnologías actuales... continuar
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